Catálogo de Ikea

¡Estoy reventada de ir de una calle a otra repartiendo catálogos a diestro y siniestro!
La organización, como siempre, pésima, estábamos allí desde las 9 de la mañana y los conductores han llegado a las 10 y pico. Han repartido bocatas, yo me he pillado uno y una botellita de agua.
Nos han repartido en furgonetas y, al final, ha sobrado gente, ya que en cada uno a parte del conductor tenían que ser 4 personas. Yo me ha acoplado a uno y sin problemas. Voy con dos chicos y una chica (muy simpática, me ha ayudado mucho en este primer día). Hasta casi las 11 no nos hemos puesto en marcha. Nos han dado carritos y nos han asignado una zona y hemos empezado a repartir catálogos en los buzones. A la 1 hemos ido a un parque y hemos comido el bocata (estaba bueno, pero no se yo si podré soportar 3 semanas comiendo lo mismo). Hemos acabado de comer y vuelta a ponerse en marcha.
El trabajo ha sido fácil de hacer pero el problema era que si te quedabas sin catálogo tenías que buscar la furgoneta para poder coger más y nos hemos pasado más de 10 minutos cada vez buscándola.
Se me ha pasado rápido aunque, como no, tengo algunas anécdotas por contar.
En una casa, al dejar el catálogo en un buzón he escuchado un gruñido y me he cagado de miedo, y me he escondido en un portal cercano. Al final resulta que era un perro de a penas 5 kilos, pero ¡que susto me he dado el joio! Me he quedado blanca al verlo, jajajajaja.
En otra, un gato tumbado en la entrada de una casa no ha dejado de mirarme ni un segundo, he dejado el catálogo muy despacio y me he ido. Se lo he contado a mi madre al llegar a casa y me ha dicho que los gatos negros son brujas.