Os traigo mi Crónica Salonera de este año: Nos levantamos a una hora desconocida para mi cuerpo (4 de la madrugada), desayunamos y me vestí rápidamente. Cogimos el avión y aterrizamos con algún que otro sustito (nos fuimos a un lado y por un momento pensé que tendríamos un disgusto). Una vez allí, preguntamos a un conductor de autobús y muy majo nos indicó que nos teníamos que bajar en la primera parada. Llegamos alrededor de las 8 y la cola era considerable pero habían puesto barreras en posición de laberinto, la gente no paraba de andar, dando la sensación de avanzar... una vuelta, dos vueltas; tres vueltas... Nada más decir mi hermana que era buena idea para que la gente no se colara, va y delante nuestro un chaval lo hace. Rápidamente lo hecharon sin miramientos. Mi hermana se fue a la cola y yo a la puerta de la acreditación. Mientras esperaba a poder entrar me enamoré completamente de un chico que pasó delante de mi. Y os preguntaréis, ¿que tenía de especial aquel chico? ¡Pue...