La Segunda Guerra Mundial tuvo un epílogo apocalíptico. El 6 de agosto de 1945 el bombardero norteamericano B-29 Enola Gay lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima. Tres días más tarde, el B-29 Bock’s Car lanzaba un segundo artefacto nuclear sobre Nagasaki. La devastación de ambos ataques atómicos sobre estas ciudades japonesas fue absoluta, provocando unas 250.000 muertes y unas terribles consecuencias, por los efectos de la radiación nuclear, que durarían décadas. Tras estos dos bombardeos, Japón finalmente capitulaba ante los aliados.
Para conmemorar el 70 aniversario de estos bombardeos atómicos, el XXI Salón del Manga de Barcelona le dedicará una exposición titulada Mangas nucleares y diversas actividades como conferencias, actividades para grupos escolares y proyecciones audiovisuales. El certamen tiene la colaboración del Hiroshima Peace Memorial Museum, un centro ubicado a unos metros del epicentro de donde impactó la bomba, que lleva décadas explicando las terribles consecuencias de la bomba atómica sobre la población.
El Salón contará con la participación de un superviviente del ataque nuclear en Hiroshima. A estos supervivientes se les conoce por el nombre de hibakusha, y llevan muchos años explicando por el mundo su terrible experiencia. Por otra parte, el Ayuntamiento de Granollers, ciudad hermanada con Hiroshima y Nagasaki, colabora con el certamen. Su alcalde, Josep Mayoral, es vicepresidente de la ONG de ámbito internacional Mayors for Peace (Alcaldes por la Paz), que preside el propio alcalde de Hiroshima, y que tiene por objetivo la desaparición total de las armas nucleares y la lucha por la paz mundial.
La exposición Mangas nucleares mostrará algunas obras claves centradas en el ataque nuclear de 1945. Destaca el manga Pies descalzos, una historia de Hiroshima de Keiji Nakazawa, publicado en España por Random House. El autor, superviviente del bombardeo de Hiroshima, retrata con realismo descarnado y un claro anti-militarismo lo sucedido en la ciudad japonesa. Este manga fue adaptado al anime en dos largometrajes tituladosHiroshima I e Hiroshima 2. Yoshihiro Tatsumi, el gran maestro del género gekiga o manga para adultos, retrató en Infierno (Ediciones La Cúpula) su propia visión sobre Hiroshima. El trauma de las bombas atómicas ha calado en muchos los ámbitos de la cultura japonesa. Por ello, una parte de la exposición mostrará la llamada cultura post-nuclear de Japón, que se ha traducido en todo tipo de películas, mangas o animes que nos han mostrado los peligros y las consecuencias de la energía nuclear y los conflictos armados en general. Figuras como la de Godzilla o mangas como Akira no se acaban de entender si no se tiene en cuenta el eco de Hiroshima y Nagasaki que todavía resuena, y actualmente con mucha más fuerza tras el desastre de la central nuclear de Fukushima.
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Un saludooo!