Jake Sully es un marine de guerra que fue herido en combate quedando parapléjico. Al morir su hermano gemelo, él es elegido para susbtituirlo en el programa científico llamado Avatar. Su misión es ir al planeta Pandora en un cuerpo arificial y hacerse amigo de los nativos para hecharles de su tierra. El motivo es un mineral que se encuentra en el hogar de estos.
Le tenía muchas ganas a esta película por ser de quién es y por el avance que vi en cine en verano. Nunca había visto una película antes en 3D y me hacía mucha ilusión.
Fui a verla con Sandra y mi primera preocupación eran las gafas de 3D. Eran muy modernas e incómodas de llevar encima de las de ver (me iban muy justas y se me caían cada dos por tres). Os recomiendo que la veáis en el Festival Park, las gafas son de sol y se encajan mejor en las de ver y no os dará ningún problemas (si lo sé, me llevo las que tengo en casa).
A lo que íbamos, que me enrollo como las yayas: como espectáculo es una auténtica maravilla, no se le puede recriminar nada. Son tan reales los Na'vi que a los pocos minutos de verlos te olvidas de que son extraterrestres y se hacen muy cercanos y humanos. ¡Son monísimo! El movimiento de las orejas y la cola me encantó.
El planeta es muy vivo, todo se mueve: veas donde veas exclamas un ¡Ohhhh! que deja alucinado al espectador. Me gustó el detalle de las plantas que dan luz, ¡con razón no necesitan la electricidad!
Los demás habitantes de Pandora no se quedan atrás, los perros con los bigotes largos daban realmente grima (no se porqué al verlos me recordaron a los perros de Resident Evil).
Argumentalmente no es nada espectacular ni sorprendente, y a veces se me hizo muy larga.
En general me gustó.
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