Saya Otonashi vive con su familia adoptiva felizmente. Lo único que le preocupa es no poder recordar nada de su pasado. Un buen día se topa con un monstruo horrible y un extraño joven que parece conocerla bien. El problema que le veo a esta serie (es una opinión personal) es que tiene altibajos constantes. Los primeros capítulos son interesantes sobretodo por saber de donde viene Saya y su extraña relación con Hagi. Este es el mejor ingrediente que encontré en toda la serie. La actitud de Saya que se come el tarro 24 horas diarias es muy pesado e incluso desesperante. Es un personaje que le cuesta evolucionar. Lo contrario a Diva. Es fascinante. Cuando sale en pantalla lo ilumina aunque no diga ni una sola palabra. Kai es inútil. El pasado de Saya y de donde procede me gustó mucho aunque me recordó a Ayashi no Ceres. La idea de tener caballeros Bishonen a tú servicio sin quejarse de nada de lo que le ordenes es mi sueño desde hace tiempo. El final es muy triste pero bonito a la vez. Tengo que reconocer que le sobran muchos episodios que no aportan nada a la trama.
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