Compra

¿Os habéis preguntado alguna vez cuantas cosas tienen forma de espiral? Más de lo podéis imaginar: las huellas dactilares, el caracol del oído; cuando ponemos Cola Cao en la leche recién calentada y la removemos con la ayuda de una cuchara, la anilla de los cuadernos... Después de que acabar de leer esta serie me inquieté. Más que eso, me obesioné con las dichosas espirales: mirase por donde mirase allí estaban ellas, devolviéndome la mirada, riéndose de mí a carcajada limpia. Ya me la había leído entera en la Biblioteca y me encantó. Rabia me dió no poder disfrutarla cada vez que me diera la gana, por eso aproveché en la fireta de hace ya muchos meses a comprarla cuando tuve ocasión. Al poder disfrutar de ella por seguna vez me enamoró. Disfruté cada viñeta como si fuera la primera vez. En cada volumen son historias autoconclusivas que comparten protagonista y lugar para acabar en un climax de locos, donde el lector se queda a cuadros preguntándose que es lo que ha experimentado, haciéndose preguntas de lo más disparatadas. No sale sangre, pero hay escenas que dan verdadero terror y asco (el episodio del hospital con embazaradas vampiros y los bebes parlantes me dió un asco... no se si tendré hijos alguna vez).

Pequeña Sipnosis:
En un pueblecito costero de Japón, empieza una oleada de misteriosos casos todos relacionados con las "espirales". Nadie está a salvo de ellas, todo el mundo puede ser víctima de sus efectos.