Todo empieza por un libro que le regaló su mujer el día de su cumpleaños, titulado Número 23. Walter Sparrow (si, tiene tela el apellido) comienza a obsesionarse con este número y se da cuenta que forma parte de su vida. No puede parar de leer la novela que trata sobre un detective llamado Fingerling y numerosos asesinatos, todos con algo en común, el número 23. Tal es la obsesión de Walter que teme que esté condenado a cometer un asesinato y, noche tras noche, sueña que mata a su mujer. ¿Será el número 23 quién le esté controlando?
Fui a verla con mi hermana mediana y mi amiga del alma Sandra. Lo primero que le llamó la atención fue el apellido y, para rematar, quién dobla a Deep es el mismo de Carrey (yo ya lo sabía). Aún así era un poco extraño, no se si me explico.
En fin, a lo que íbamos, Carrey en un papel serio. En toda la película esperaba que hiciera alguna de las suyas pero no las hizo, ni una sola. La historia en sí es prometedora pero a medida que avanza sabes que o quién estrá detrás de la novela y eso le quita bastante la gracia. Me quedo con la novela, es como una parodia de los detectives de los de antes y me gustó el personaje de Fingerling. La rubia suicida me dio mucha lástima. Lo encontré más interesante que la "vida real". Me puso muy pero que muy nerviosa el perro (ojo, es clave en la historia). Lo que remata para mal es el final, demasiado suave dadas las circunstancias, me lo esperaba más bestia y con más muertos de por medio (¡sangre! ¡sangre!).
En resumen: un quiero y no puedo. Lástima, por que el tema del 23 es interesante y se podía haber sacado más jugo.
Fue muy gracioso, cuando salimos del cine Sandra se topó de frente con el bus 23 y allí empezó su obsesión, jajajaja.
Comentarios